Hoy en día vivimos en un mundo que no para, ni nosotros lo hacemos. La mayoría tenemos prisa todo el tiempo e incluso estando sentados pensamos lo que haremos después. En un mundo que funciona así, le pedimos a nuestro perro que sea paciente, educado y que haga todo lo que queremos, pero ¿qué ocurre cuándo él también sufre de frustración?