Dentro de la psicología del aprendizaje y, en concreto, desde una óptica puramente conductual, siempre se ha dicho que acariciar a un perro con miedo no es bueno ya que de esa forma estamos reforzando ese miedo, pues le estamos diciendo que tiene razón en sentirse así.
Esto se basa en los reforzadores de la conducta, que son las consecuencias inmediatas a la misma, que pueden o bien aumentar la frecuencia de una conducta o disminuirla según si la consecuencia es positiva o negativa para el perro.
Así pues, existen distintos tipos de refuerzos:
- Refuerzo positivo: que aparezca algo agradable para el perro tras haber realizado la conducta. Ejemplo: darle un trozo de salchicha después de sentarse.
- Refuerzo negativo: que desaparezca algo que era desagradable para el perro cuando realiza la conducta. Ejemplo: ejercer tensión suave en la correa para que el perro camine y, cuando lo hace, la tensión desaparece.
- Castigo positivo: añadimos algo desagradable para el perro cuando realiza la conducta. Ejemplo: ejercer daño físico o emocional en el perro mediante gritos o tirones de correa.
- Castigo negativo: retirar algo agradable para el perro cuando realiza la conducta. Ejemplo: si le encanta tomar el Sol en el balcón pero se pone a ladrar, le sacamos del balcón y pierde la oportunidad de seguir tomando el Sol.
Es algo lioso, pero quédate con que positivo no implica que sea agradable para el perro, sino que añadimos algo al ambiente que no estaba y negativo es que lo retiramos.
Más allá de los refuerzos, una conducta puede continuar o disminuir por reforzamiento intrínseco o extrínseco. Lo primero en los perros ocurre, por ejemplo en el juego, con nosotros u otros perros, cuando les escondemos algo para que lo busquen, les felicitamos por haber hecho algo bien, o con sus ganas de cazar un conejo aunque nunca hayan conseguido capturarlo.
Es algo que los perros disfrutan, que no va con un aprendizaje externo sino que lo disfrutan a nivel interno porque les genera emociones positivas.
El reforzamiento extrínseco es cuando aparece algo primario, como comida o un juguete, que nosotros les ofrecemos externamente al realizar la conducta.
Es por ello que no es de extrañar que, siguiendo la norma de que añadir algo agradable refuerza la conducta, acariciar a un perro reforzará ese miedo.
❌Pero esto es incorrecto.❌
Piénsalo, en tu caso, ¿Cómo te sentirías si tuvieses miedo e intentases refugiarte en un ser querido y este te ignorara o te rechazara para que no se reforzase tu miedo? Acariciar a un perro que te está pidiendo apoyo no es distinto a cuando nuestros padres nos arropaban cuando nos levantábamos en mitad de la noche llorando por una pesadilla.
¿Por qué acariciar a tu perro NO va a reforzar su miedo?
Acariciar a tu perro no refuerza su miedo porque el miedo no es una conducta, es una emoción. Las emociones son involuntarias, el perro no decide tenerlas. El miedo hace que el perro haga determinadas conductas como esconderse, huir o buscar apoyo social contigo.
El miedo es una emoción involuntaria, negativa y activante. El perro no decide tener miedo, lo pasa mal, aumenta su ritmo cardíaco y su búsqueda de dejar de tener miedo.
Si cada vez que tu perro tiene miedo le impides esconderse y encima le regañas, entonces estás actuando sobre esa conducta, la de esconderse, y puede que se esconda menos: pero seguirá teniendo miedo.
De la misma forma, acariciarle no va a hacer que tenga más miedo, TODO LO CONTRARIO. Si tu perro te busca para sentirse mejor y le gustan y calman las caricias, acaríciale.
Le va a ayudar a que se calme y deje de tener miedo mucho más rápido. Además, acariciarle va a mejorar la relación contigo, la confianza que te tiene y lo seguro que se sienta a tu lado, pudiendo hacer que si se asusta en la calle no huya de ti pudiendo provocar un accidente o que le atropellen, sino que se quede a tu lado porque tú le calmas y le haces sentir más seguro que huyendo.
Si acariciamos a nuestro perro de manera nerviosa y rápida, posiblemente le activemos más, no reforzaremos su miedo pero al ponerle más nervioso será más difícil que vuelva a la calma.
¿Cómo ayudar a un perro con miedo?
Además de las caricias, que no todos los perros las disfrutan y eso tenemos que tenerlo en cuenta, cuando queremos cambiar una emoción o al menos disminuirla tenemos que procurar que el perro sienta lo contrario a esa emoción. Por ende, si tu perro está empezando a asustarse pero todavía acepta comida te sugiero:
- Prepararle juegos de olfato. En mi Blog tienes algunos artículos donde te hablo de los beneficios del olfato y cómo prepararlos.
- Jugar con él si tiene ganas y entra al trapo.
- Alejarle de aquello que le está asustando. Si le dan miedo los truenos o ruidos dentro de casa, en este artículo te doy algunos consejos extra.
- No te pongas nervioso, intenta mantener la calma para transmitirle eso a tu perro.
Si quieres aprender más sobre cómo ayudar a tu perro te sugiero que le eches un ojo a mis destacadas de Instagram @aprendeconkala, donde hablo de cómo vivo el día a día con los miedos e inseguridades de mi perrita Kala.
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