Este es un tema muy normal y que a muchos guías caninos nos gustaría tener totalmente resuelto. Es decir, ¿a quién no le gustaría que su perro se llevase genial con todo bicho viviente?
Esto es posible, sí, pero eso no quiere decir que nuestro perro DEBA llevarse bien con todos los perros y/o personas.
Me explico. Igual que nosotros, los perros tienen sus propias preferencias y gustos a la hora de conocer a otros seres vivos. Habrá perros con los que les encante jugar y otros a los que no hagan ni caso. Kala siente inseguridad ante perros desconocidos y sin embargo hay dos del barrio a los que prácticamente les tiene obsesión. Respecto a personas lo mismo, hay gente a la que sigue ladrando si entran en casa después de haberlos visto varias veces y otras personas a las que lame la mano después de 10 minutos juntas.
¿Qué quiero decir con esto?
Que no podemos pretender que nuestros perros quieran jugar a todas horas ni llevarse bien con todo el mundo. Con llevarse bien me refiero a querer interactuar de forma activa. Obviamente si el problema de nuestro perro pasa por ser inseguro, agresivo o tener miedo y por eso no querer interactuar, sí que deberemos buscar una solución para ver por qué sufre estos problemas y mejorar su calidad de vida.
Hay perros que se llevan bien con cualquier perro, otros que son más selectivos, otros que les encantan los perros y algunos que prefieren las personas. Todo esto dependerá de la personalidad y carácter del perro aunque también de la socialización que haya tenido desde cachorro hasta ahora.
Cuando son pequeñines, los perros pasan por distintas etapas de desarrollo en las que se incluye la socialización. Aquí aprenden que son perros y a llevarse bien con sus congéneres y otras personas o animales. Si no aprenden esto de pequeños, sus habilidades sociales de adultos no serán tan buenas. Como con nosotros, ¿no? A ver qué persona que haya sido aislada de la sociedad encuentran que luego sea capaz de tener fácilmente relaciones de amistad o sentirse cómoda con gente que no conoce.
La primera impresión, sí importa
La presentación entre los perros es muy importante. Igual que yo no me voy a acercar al entrevistador de un puesto de trabajo con un abrazo, no es educado en el mundo canino que un perro se acerque de frente a otro o que le salte encima sin conocerle.
Si nuestro perro es de estos, tenemos que trabajar el origen de este comportamiento para reducir su excitación y que al menos se acerque tranquilo para saludar a otros perros.
Un mal saludo entre dos perros puede marcar de forma negativa la experiencia para ambos.
Esto es importante porque normalmente un perro no va a aceptar de buen grado que un perro desconocido le salte encima y esto puede dar lugar a que le marque o que el otro perro pase miedo. Y esto es perjudicial para nuestro perro y para el otro.
Para el nuestro porque no se comunica bien y no es capaz de jugar con la mayoría de perros por este motivo. Y para el otro porque le estaremos marcando negativamente esta experiencia. Si es un perro con miedo o agresividad lo empeoraremos. Y quizá a nosotros no nos afecte directamente, pero hay mucha gente por ahí (levanto manita) que trabaja día a día con sus perros como para que venga alguien y nos eche todo el trabajo a perder.
Por tanto, para que haya una buena presentación ambos perros deben estar tranquilos, correas destensadas y levantadas en arco para permitir el libre movimiento de los perros y que no se enreden.
Cómo es un buen saludo
Los perros cuando saludan siguen un ritual que consiste en acercarse al otro perro en diagonal, haciendo una especie de semi-círculo. Es un poco como dar la mano en la entrevista en lugar de un abrazo.
Para perros que no hayan aprendido esto o que no lo hagan de forma natural pero que quieren acercarse a otro perro, a mí me gusta guiarles con la correa haciendo zig-zag o dando yo misma un rodeo hasta el otro perro. Acercarse frontalmente es de mala educación y hay que prestar atención al comportamiento del otro perro antes de dejar que se acerque. Muchas veces esto nos va a evitar situaciones incómodas.
¿Cómo sabemos si nuestro perro se siente incómodo con otros perros?
Lo primero es observar su lenguaje corporal. Si nos mira, si mira de reojo, si echa el cuerpo hacia atrás, si intenta marcharse… Tenéis más información sobre esto en los post educativos de lenguaje canino.
En situaciones así en las que vemos que nuestro perro (o el otro, ¡cuidado!) no está cómodo lo mejor es llamarle e irnos. No hay que forzar NUNCA la situación.
Si veo que mi perro huele insistentemente a otro perro y el otro lo único que hace es pegar el culo al suelo mientras se aleja cohibido, le llamamos. Si es mi perro el que pega el culo al suelo, le sacamos de esa situación.
En el momento en que cualquiera de los perros no disfruta de la interacción lo mejor es cortar por lo sano para evitar que terminen asociando cada encuentro con una experiencia negativa.
Ahora, ¿qué ocurre si nuestro perro no quiere saber nada de ningún perro?
En este caso puede que no sea cuestión de su personalidad sino de lo que mencionábamos antes sobre la socialización.
Hoy en día en muchísimas ciudades se realizan salidas grupales con perros por el campo o la montaña para favorecer la desconexión y que los perros interactúen y socialicen entre ellos. Lo bueno de estos paseos es que incluso aunque nuestro perro no se acerque en todo el camino a ellos y nos parezca que no socializa, lo está haciendo. Está oliendo al resto de perros, mirándoles, analizándoles a lo lejos. Esto es muy positivo para él. Además, en este tipo de paseos se practica una “técnica” muy usada en terapia y entrenos, que es el paseo en paralelo y por detrás.
Conocer a otro perro estando quieto añade tensión a la situación. Tiene toda la atención puesta en el estímulo. Pero estar moviéndose relaja mucho más ya que el perro debe estar atento a su cuerpo y por dónde pisa. Por tanto, sabrá de la presencia del otro perro pero no será tan estresante como si ambos estuvieran quietos.
Eso sí, si nuestro perro no es que se sienta inseguro sino que le tiene pavor a perros y/o personas, lo mejor es que analice nuestro caso concreto un profesional antes de llevarlo a estos paseos. La mayoría de veces la propia persona que realiza los paseos ya es educador canino o etólogo y sabrá decirte si le conviene o no. Otra ventaja de este tipo de paseos es que son grupos reducidos y normalmente se eligen perros con niveles de energía parecidos o al menos se procura tener un grupo equilibrado.