Ansiedad por separación en perros

Si cuando vuelves a a casa te encuentras que ha pasado un tifón por tu salón o que tu peque está en un rincón temblando… quizá sea momento de plantearte qué puede estar pasando por su mente. ¿Sabes lo que es la ansiedad por separación?
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Cuando se deja a un perro solo en casa, un sentimiento predomina: la inseguridad.

¿Pero por qué?

La angustia por quedarse solo se debe, desde un punto de vista evolutivo, a que impide que el cachorro se aleje mucho de su familia, mientras que los llantos y aullidos permiten a la familia encontrarle en caso de que esto ocurra.

La ansiedad que sienten puede tener distintos puntos de partida, pero en todos se encuentra presente el apego. El afecto, devoción y/o aprecio que siente el perro hacia nosotros.

El apego

El primer apego en la vida de nuestro perro es el apego primario, el que se da entre madre y cachorro. Con su madre, es ella misma la que en el destete empieza a rechazar al cachorro impidiéndole mamar.

De esta forma, lo que quiere es que el cachorro se ‘desapegue’ un poco de ella para favorecer que se convierta en un individuo único e independiente. De esta forma, establecerá vínculos con otros miembros de la familia y ella no será siempre su centro de atención y recurso si algo sale mal.

Nuestra intervención en la naturaleza canina

Nosotros no permitimos a nuestro perro la misma individualidad que le enseña la madre. Queremos que esté a nuestro lado todo el tiempo, nos preocupamos si una noche no quiere dormir cerca nuestro o si prefiere estar con otra persona. Queremos pasar todo el tiempo posible con él y muchas veces no les dejamos que tengan su ‘tiempo fuera‘.

Esta forma de ser y de comportarnos puede desarrollar en el perro un hiperapego. Este hiperapego será el que haga que nuestro perro sienta la necesidad constante de nuestra presencia, que esté atento a cada movimiento nuestro y que, por tanto, viva en un continuo estado de anticipación emocional.

¿Qué puede hacer que se desarrolle la ansiedad por separación (APS)?

  • Cambios bruscos en la rutina del perro. Una mudanza, pasar mucho tiempo con él y de repente poco (vacaciones, paro…), nuevo miembro de la familia, etc.
  • Fallecimiento de la persona con la que estaba más vinculado.
  • Perros que vienen de protectoras/perreras con un contacto social y afectivo pobre y muy necesitados de cariño.
  • Separación temprana de la madre y hermanos.
  • Que le ocurra algo negativo mientras está solo en casa.
  • Aislamiento social.
  • Perros mayores enfermos que no se sienten seguros estando solos. No ven u oyen bien y se sienten vulnerables.

¿Cómo saber si mi perro tiene APS?

El diagnóstico te lo debería de dar un profesional, pero dependiendo del nivel de ansiedad de tu perro y del tiempo que pases fuera de casa pueden darse los siguientes síntomas o conductas:

  • Vocalizaciones. Ladridos excesivos, aullidos, gruñidos, llanto.
  • Conducta exploratoria alterada. Masticación destructiva de muebles, juguetes, basura, zapatos, ropa, puertas, ¡a veces incluso paredes!
  • Disturbios neurovegetativos. Alteración de la conducta de micción y defecación. O dicho de otra forma, hacen sus necesidades dentro de casa aún cuando saben hacerlo fuera.
  • Trastornos gastrointestinales. Diarreas y/o vómitos.

 

 

  • Estereotipias debidas a la ansiedad. Lamido excesivo de cualquier parte del cuerpo (generalmente las patas), morderse y arrancarse el pelo, morderse las uñas, automutilación.
  • Otros: hipersalivación, patas sudorosas. Esto último se aprecia sobre todo si tenemos un suelo como el parquet donde se ven fácilmente las huellitas de sudor que han dejado las almohadillas.

El perro parará de destrozar cosas o de ladrar cuando se haya calmado emocionalmente y para entonces estas conductas ya se habrán reforzado por haber aliviado la tensión que sentía en ese momento. Es por esto que es díficil – pero no imposible – extinguir estas conductas.

¿Cómo se soluciona?

La mejor solución es la prevención.

Vamos a dejarle independencia a nuestro perro, intentemos no estar con él a todas horas, si decide ir a otra habitación le dejamos, si prefiere dormir en el salón en lugar de con nosotros le dejamos.

Evitemos también humanificar al perro. Es decir, tratarle como a un bebé o como a una persona en todos los sentidos. Esto solo impide su correcta madurez y desarrollo emocional.

Tener rutinas claras y dejarle solo de forma progresiva y de vez en cuando en lugar de pasar tanto tiempo con él o querer llevarle con nosotros a todas partes (aunque podamos). Como decía antes, es bueno que cuenten con un tiempo para ellos.

Estimulación mental y física. Yo diría que de lo más importante. Podemos estimular la mente haciendo ejercicios de olfato, de búsqueda, de obediencia, puzzles varios, proporcionarle distintos juguetes para enriquecer su entorno: lo que viene a llamarse enriquecimiento ambiental. Y en cuanto a la estimulación física: salir a dar largas caminatas dejando que huela a su antojo, practicar algún deporte con él, si se lleva bien con otros perros dejarle que juegue con ellos, etc.

¿Y cuándo creemos que ya tiene APS?

Si llegamos tarde y nuestro pequeño ya lo pasa mal estando solo, algunas de las cosas que podemos hacer son:

Proporcionarle un lugar en el que se sienta seguro y cómodo, al que pueda ir si está nervioso. Cuando esté ahí no podemos molestarle, es su refugio, su cobijo, su lugar seguro.

Darle más duro a la estimulación mental y física que he mencionado antes. Después de ejercicios excitantes como correr o jugar con otro perro, debemos bajar el nivel cuando volvamos a casa para que vuelva relajado.

Vamos a acostumbrarle también progresivamente a no pasar tanto tiempo con nosotros y a esforzarnos para no pasar tampoco tanto tiempo con él. Esto no hará que nuestro vínculo con ellos disminuya, sino que crezca más sano y fuerte.

Practicando obediencia básica también le hacemos pensar y le cansamos para que se quede más relajado en nuestra ausencia. Sentado, quieto y tumbado son ordenes que le podemos enseñar para que vaya aprendiendo a no seguirnos a todas partes.

Quitarle importancia al hecho de entrar o salir de casa. Este punto también podría entrar en ‘prevención‘. Saludar al perro al llegar pero no de forma efusiva, hacerle saber que sabemos que está ahí pero ya está. Una vez que se calme podremos darle más mimos y caricias.

Terapias a seguir

Con la terapia de modificación de conducta lo que se suele hacer, ya que hay aprendizaje de por medio, es utilizar contracondicionamiento desensibilización sistemática.

Para casos más graves se puede utilizar también farmacoterapia, a veces necesaria para conseguir reducir los niveles de ansiedad en el perro y que realmente pueda aprender. La farmacoterapia es complementaria y nunca sustitutiva de la modificación de conducta. Lo mismo con la terapia de feromonas.

Quien quiera más información sobre estas terapias o técnicas que me pregunte en comentarios, ¡estaré encantada de responder o aprender de lo que tengáis que decirme!

Para la farmacoterapia siempre debe ser un médico veterinario quien lo recomiende y recete según nuestro caso particular. Las feromonas u otras terapias alternativas como el empleo de flores de Bach sí que las puede ‘recetar’ nuestro educador ya que al ser naturales no hay contraindicaciones. NUNCA les auto-mediquéis, por favor.

A pesar de que nuestro perro cumpla con algunos de los síntomas que hemos mencionado, acudir a ser posible a un buen profesional que lo confirme es de sabios. Muchas de estas conductas pueden darse debido a otros aspectos tales como el aburrimiento, falta de estimulación, exceso de energía acumulada, tipo de vínculo tutor-perro (quizá el tutor no le deja jugar cuando está presente y por eso cuando se va busca una forma de descargar la energía), etc.

 

Para los que quieran profundizar más, les recomiendo leer “Solo en casa: La ansiedad por separación canina” del Dr. James O’heare.

 

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2 comentarios en «Ansiedad por separación en perros»

  1. Hola Camila, por lo leído, y por las conductas de mi perro, es muy probable que esté en un HIPER APEGO. Ya que si queda solo llora, aúlla, ladra desde el momento que nos vamos hasta que volvemos. Ya sea 10′, 3 horas o lo que tarde en bajar a buscar algo y subir. O si no ve a nadie cree que está solo y ya empieza. Tiene varias cosas que me preocupan como que es muy impulsivo, ladra a todos las visitas, nos ladra y empieza a correr y saltarnos cuando ve que alguien se va y puedo seguir… Pero lo que más me preocupa y me angustia es que la pasé tan mal cuando se queda solo. Y eso que evitamos de todas las formas dejarlo porque sabemos cómo lo sufre, pero a veces es inevitable. Hace un año probamos con un adiestrador que vino a casa, con mucho esfuerzo le pagamos, nos dio varias herramientas, pero muchos métodos no me convencían eran muy agresivos. Terminamos con él, después de 8 visitas pero quedó a medias y no pudimos solucionar nada. Fue mucha la frustración. Gracias por los vídeos y los post que ayudan un montón!!! ?

    Responder
    • Hola Silvia, una lástima que no pudieran tener éxito con el anterior adiestrador. Si alguna vez decides trabajar con otro, infórmate bien de los métodos a utilizar y la ética de trabajo previamente, si se van por las ramas desconfía. Yo estaría encantada de ayudarte, ofrezco consultas online con las que puedo echarte una mano, aunque en estos casos siempre es mejor que sea presencial, pero tener un profesional que te responda las dudas y te vaya ayudando nunca está de más. Estos casos dan muchísima impotencia, ver cómo sufre es devastador. ¡Un abrazo enorme!

      Responder

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