Collar de pinchos, de ahorque, ronzales, de descarga… Personalmente yo JAMÁS le pondría a Kala un collar de este tipo.
Y os voy a decir por qué.
¿Qué hay detrás de estos collares?
El problema de los collares de castigo (ya el nombre te lo dice) es que son totalmente perjudiciales para nuestro perro, tanto a nivel físico como emocional.
¿Cómo funcionan? En el caso del collar de púas o pinchos, presionan sobre el cuello del animal y esto LES DUELE. Y sí, lo pongo en mayúsculas porque mucha gente, demasiada, se escuda en el uso de estos collares diciendo que sus púas son redondeadas, que no se clava y que por tanto no hace daño. Siento deciros que por mucho que maquilléis su uso con purpurinas, estos collares hacen daño. No hace falta ser un experto en medicina veterinaria para saber que en el cuello de nuestro perro se encuentran las vías respiratorias, vasos sanguíneos importantes, nervios, tráquea… todos elementos que en mayor o menor medida se ven afectados cuando sin pensarlo dos veces le damos un tirón seco que le presiona la garganta o le ahorcamos con los collares de ahogo.
Es que no sé ni como nos puede sonar bien esto. Collar de ahogo. ¿Que tiras? Pues nada, te quito el aire cuando quieras oler ese árbol o saludar a ese perro, de esta forma aprenderás a no tirar.
¿Sabéis qué es lo peor? En parte es verdad, el perro deja de tirar. Deja de tirar porque le estamos castigando, y de forma totalmente aversiva, cada vez que lo hace. Igual que estoy segura de que si a ti cada vez que te acercas al chocolate te pellizcan o se te cierra una cuerda en la garganta, dejarás de ir al chocolate.
Pregúntate: ¿es esta la mejor forma de evitar que nuestro perro tire? ¿A sabiendas de que las consecuencias negativas son tan grandes?
Estoy más que segura que todos aquí queremos a nuestros perros. Pero voy a citar la frase de la famosa canción de Malevaje y decir “No le quieras tanto, quiérelo mejor”.
Para mí sirve muy poco decir que mi perro es el más bonito del mundo y presumir de lo mucho que le gustan las caricias y dormir al lado mío, si lo único que hace es eso y después los paseos son un descontrol, tiene problemas de comportamiento de los que no nos ocupamos y, nosotros, cansados, recurrimos a un collar de castigo para que no tire.
No le quieras tanto, quiérelo mejor.
¿Por qué puede tirar tu perro?
Cuando un perro tira tenemos que buscar el origen del problema. ¿Es porque pasa demasiado tiempo en casa sin hacer nada? ¿Le da miedo o le causa ansiedad el entorno en el que vive? ¿Se emociona demasiado cuando ve otros perros o personas? ¿Tus paseos son agradables y de buena calidad?
Hay muchos motivos por los que un perro puede tirar y acudir a métodos aversivos como si de un remedio mágico se tratase, sin importar por qué tira, me parece una solución de lo más simplista. En el mejor de los casos si nuestro perro no tiene problemas conductuales o emocionales, este tipo de collares AYUDA en gran medida, a que los desarrollen. Sí, sí, como leéis.
Muchísimos perros tras usar estos collares se vuelven más reactivos, miedosos, agresivos y tienen más ansiedad. Y que queréis que os diga, no me extraña para nada. Volviendo al ejemplo anterior, si cada vez que te acercas al chocolate te plantan una descarga, tarde o temprano empezarás a tener miedo del chocolate. Y los que me leéis de hace un tiempo ya sabréis que el miedo puede desembocar en evitar el chocolate o atacarle para “deshacerte” de aquello que te da miedo.
Ahora intercambiad chocolate por aquella persona, niño o perro al que nuestro perro se quiere acercar y cuando lo hace de repente se ahoga. No parece muy lógico, ¿verdad?
Consecuencias de usar estos collares
Ya veis que estos métodos afectan a nivel físico y emocional, además de echar por tierra todo vínculo o confianza que tengáis entre vosotros. Si mi pareja me da una bofetada o un empujón cada vez que quiero saludar a alguien, digamos que mi confianza y seguridad cuando estoy con ella no serán muy buenas.
Una vez sabemos todos los riesgos que entrañan… ¿por qué hay gente que los sigue usando? Puede ser bien por desconocimiento de todos estos riesgos, porque piensan que son un tanto exagerados o porque no conocen otras alternativas y no pueden estar durante los paseos luchando constantemente porque el perro no tire. Hay veces que los dueños son personas mayores o jóvenes que no tienen la fuerza necesaria, personas con problemas de espalda, rodillas… Y van al método fácil.
Ojo, no digo que el bienestar de la persona no sea importante. Al contrario, lo es y mucho. Sentirnos mal cuando paseamos a nuestro perro o ver la hora del paseo como una tortura, no es bueno para la relación con él.
Alternativas más amables
Como interesarnos de verdad sobre porqué tira y empezar una modificación de conducta con refuerzos positivos, como ver si el entorno es lo que excita de más al perro (vivir en una calle con excesivo tráfico) y sacarle a horas con menos tráfico o cambiar la ruta para que el paseo no sea tan ruidoso, utilizar herramientas como arneses con anilla en el pecho y en la espalda para que podamos controlar algo mejor la fuerza de nuestro perro, etcétera.Opciones hay muchas y lo ideal es informarnos muy bien antes de decidir simplemente ahorcar a nuestro perro.
El uso de estos collares viene de la mano de la antigua escuela, escuela ya obsoleta científicamente pero en la cual muchísimos educadores y adiestradores se siguen escudando. En la cual tú mandas sobre tu perro, el perro siempre detrás tuyo, mimos solo cuando yo quiera y hayas hecho algo bien.
Me da mucha, muchísima pena la gente que sigue pensando que de esta forma se educa mejor al perro. La gente que ve los programas de Malas Pulgas y Cesar Millán y lo tienen como su biblia. Y cuidado, que yo una vez fui de esas personas. Me encantaba Cesar Millán y no dejaba salir a Kala por la puerta antes que yo.
Pero cuando amas a tu perro, lo amas DE VERDAD, entiendes su naturaleza y su especie, no puedes hacer más que preguntarte: