Siempre se ha dicho que los perros son animales de hábitos. Que cuanto más clara sea la rutina que sigan mejor para su bienestar mental y tranquilidad.
Si bien esto es cierto, en mi opinión, no hay que tomárselo al dedillo. Me explico, nuestros días no son todos iguales. Al menos no los míos. Hay veces que puedo dedicar tiempo a dar largos paseos, entrenar, jugar y hacer estimulación mental en el mismo día.
Hay otras veces que tengo que elegir algunas de esas cosas porque no me da tiempo a todo. Y mi perro tiene que estar bien con eso. Tiene que saber también estar tranquilo si no le saco 5 horas al día, le hago 10 juegos de estimulación mental y juego 30 minutos con él.
¿Y por qué?
Porque llegará el día que tengamos gripe y debamos guardar reposo, o el día que nos cambien el horario laboral o nos contraten en un sitio nuevo y ya no podamos hacer tantas cosas.
Y me preguntaran, ¿entonces ahora que tengo tiempo tengo que dejar de hacer tantas cosas? No, claro que no. Pero podemos moderarnos. Yo he llegado a sentirme MAL por no poder hacerle mínimo 40 minutos de puzzles mentales a Kala, jugar con ella 20 minutos mínimo, darle paseos extra de calidad, etcétera. Y eso no puede ser, no podemos sentirnos mal.
Pero cuidado, esto no es un modo de escape para que ahora dejéis de hacer estas cosas. Lo digo para recalcar lo que mencioné en el post anterior Perro tranquilo, perro feliz sobre el descanso y la constancia de las actividades que hagamos junto a nuestro perro.
Entonces, ¿cómo encontrar el equilibrio entre hacer todo lo que se dice que hay que hacer con nuestro perro y evitar que el día que no lo hagamos sea un culo inquieto?
Antes mencioné el tema rutina y hábitos. Pues bien, establecer una rutina mínima con nuestro perro será esencial, y que el resto de cosas sean ‘extras’ con un mínimo de duración, que a veces pueden durar más y otras menos.
Me explico.
Kala pasea mínimo 3 veces al día. Mañana, mediodía y tarde. Los horarios no tienen por qué ser siempre exactamente los mismos. Es decir, si paseas a tu perro a las 9:00 y un día lo sacas a las 8:45 am o a las 9:30 am, a no ser que te pida salir porque se hace pis encima, no notará la diferencia en sí. Nos moveremos con aproximaciones. Eso sí, es conveniente que no te esperes a las 12:00 am para sacarlo aunque no te pida salir. Si establecemos horarios debemos cumplirlos para que tenga una rutina de paseos clara y prevea cuándo le toca salir. Esto favorecerá que su conducta en casa sea más positiva y tranquila.
La duración de los paseos tiene que ser parecida y eso depende de tu disponibilidad y horarios. Hay gente que los saca tres veces media hora cada vez, o una hora cada vez. O gente que hace paseos cortos y denominados higiénicos (para que olfateen un poco y hagan sus necesidades) y luego uno o dos paseos largos de más calidad (con entrenos, lugares nuevos, más distancia). A mí personalmente no me gusta bajar de los 30 minutos el paseo, pero es cierto que a veces por cuestión de tiempo (o que ella no quiere, ¡cuidado! jajaja) me toca hacerlos más cortos. Entonce suplo esa carencia con ejercicios en casa o intento darle al menos un paseo largo.
Lo mismo ocurre con la comida. Yo siempre le daba tres tomas aunque ahora con la dieta BARF le doy dos, al mediodía y a la noche. Esas son sus comidas obligatorias y ella cuando volvemos del paseo del mediodía o la noche lo primero que hace es pedirme comer. Si yo no le diera de comer, le generaría frustración al romper con sus expectativas. A lo largo del día tiene temtempiés o premios que no tienen un horario fijo.
El juego. A mí como mínimo me gusta dedicar 20 minutos al día a jugar con Kala. Lo que no quita que a veces me tire casi una hora haciendo el pavo con ella. Pero la tengo ‘acostumbrada’ por así decirlo a jugar esa cantidad de tiempo. Así, si algún día no puedo jugar 1 hora, ella no me requerirá ese juego.
Enriquecimiento ambiental. Le preparo entre uno o dos circuitos o juegos de estimulación mental al día. Mínimo uno, cuando puedo dos. Si le hago más son extras. Los juegos van variando ya que en eso consiste la estimulación mental. Si le hiciera siempre los mismos juegos de la misma manera, ya no supondría un reto para ella, sino más bien un entretenimiento más.
Ejercicio físico. Yo no hago ejercicio físico con ella más allá del que se hace en las rutas que hacemos. Pero si practicamos un deporte con nuestro perro como mushing, canicross, frisbee o agility, tenemos que estar seguros de que mantendremos la constancia y que también haya unos horarios más o menos fijos para cada entreno así como su duración.
Entrenar. Con entrenar no me refiero a cosas hardcore como la detección de sustancias. Sino simplemente a dedicar un ratito al día a practicar, enseñar o reforzar los truquitos o habilidades caninas que queramos que sepa o que sabe nuestro perro. Esto también les hace pensar, aunque parezca que no, y pasan un rato divertido con nosotros, reforzando vínculo.
Bajo mi punto de vista el adiestramiento no es tan importante como la educación cuando queremos un perro que conviva con nosotros y que no tenga problemas emocionales.
Pero, es cierto que a través del adiestramiento se pueden trabajar conductas al crear un lazo de unión más potente. Véase por ejemplo enseñar la llamada para que el perro vaya pendiente de nosotros. O el quieto para que no se exponga a ningún peligro si va suelto y va a pasar un coche. Como imprescindibles yo creo que todo perro debería saber el suelta, el quieto y la llamada. Por tema seguridad más que nada. Y el resto de cositas que sirvan para fortalecer lazos y pasar un rato divertido juntos.
¿Qué ocurre cuando llega el día que no podemos hacer todo esto con nuestro perro?
Habrá veces que por causas ajenas a nosotros no podemos entrenar, salir a hacer ejercicio, practicar estimulación mental, etc. en el mismo día. Y AHÍ ES DONDE ENTRA EL DESCANSO.
Y el descanso también se entrena.
Que nuestro perro sepa estar sin hacer nada es importante para aquellos días en los que no podamos dedicarle tanto tiempo. Porque tenemos que visitar a un familiar en el hospital, o nuestro compañero del trabajo está enfermo y tenemos que hacer horas extras para compensar que no venga al trabajo, o que estamos de bajón absoluto porque nuestra pareja nos ha dejado y no tenemos ganas de nada.
Ahí, a nuestro perro le va a venir bien saber estar tranquilo. Porque sino sufriremos nosotros por no poder estar con él y sufrirá él por tener un exceso de energía y no saber cómo canalizarla.
¿En qué quedamos entonces?
Como resumen, no descuidemos las rutinas básicas obligatorias que serían los paseos y la comida, e intentemos en la medida de lo posible ser constantes con el resto de cosas para que su calidad de vida sea buena. Pero recordemos que también es importante enseñarle a estar tranquilo y dejarle descansar de vez en cuando para aquellos momentos en los que no estemos al 100%.
NOTA: Espero que no se malinterprete el post de hoy con que hay que dejar de hacer cosas con nuestros pequeños. Soy la primera que lo aconsejo y que me encanta hacerlo. Pero evitemos los extremos y démonos a nosotros y a ellos un descanso también de vez en cuando. Ambos deberíamos divertirnos pasando tiempo juntos para que la convivencia sea buena.
Y con esto y un bizcocho, me voy a hacerle algún juego a la peque.